domingo, 20 de marzo de 2011

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…salió de la cabaña y disfrutó como un niño de aquella garúa, durante interminables minutos estuvo empapándose de alegría con los brazos abiertos como queriendo atrapar la garúa que caía sobre él, hasta que por el cansancio nuevamente entró a su cabaña.
—Si, esta es la felicidad — pensaba Octavio — integrarse a la realidad, a la vida, no desearla, solo sentirse uno con el todo.

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¿existe un mundo paralelo?